Seguimos en la Calle del Transformador.

Casa de Luis Miguel Segovia.

Buenísima idea la integración de este portal en una casa que da directamente a la calle.

Estos portales, más comunes antes, son a las casas lo que los soportales a las plazas y calles.

Lo tienen todo: son útiles, prácticos, polivalentes, bonitos (éste especialmente) y se disfrutan cada día.

Prestan a la casa y a sus habitantes un servicio impagable.

Son una solución arquitectónica de escaso coste pero que multiplica por mil el valor y la utilidad de una vivienda.

El Arca de Noé, casa de Silvano y Resure, y ahora de Adela y Migue, sigue siendo un emblema en ese contorno.

Ahora su tapia luce la piedra caliza, antes enfoscada y pintada de blanco.

Un larguero de la Plaza de Oriente

Eras de la Escuelas.

Edificio de las escuelas. Hay una luz tan intensa que a esta cámara la desborda.

A este río veníamos a jugar en los recreos de nuestra escuela.

Pero sólo los chicos, porque las chicas, con Doña Áurea, salían a la parte contraria, para no juntarnos y evitar conflictos de burrería.

Eras de las Escuelas desde el Río Frío.

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